No salgas así vestida, no quiero que te violen.

¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? Lo único que encontramos tras esto es, sencillamente, puro amor de madre, ese instinto natural a protegernos siempre que puedan. Por supuesto, todas tenemos el derecho de vestir y de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos, pero por desgracia tenemos que tener en cuenta que hay mucha gente que opina que no, que si llevas determinada ropa o tomas ciertas decisiones el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo lo pierdes, automáticamente. Y, para más inri, las que sufrimos las consecuencias de esta injusticia somos nosotras.

Febrero de 2016, una mujer pierde el juicio en contra del hombre que abusó mental y físicamente de ella durante años. Se la fuerza a tomar una decisión: o continúa trabajando para él, o abandona su carrera. Este caso ha obtenido gran interés mediático ya que la mujer es conocida mundialmente, Kesha, mientras que el hombre en cuestión es un famoso productor musical de la compañía Sony, Dr. Luke. Si este tipo de injusticias ocurren en Estados Unidos, en el primerísimo primer mundo, ¿os imagináis las barbaridades que sufren a diario mujeres en países en los que no existen los Derechos Humanos? Sé que es difícil ponerse en una situación que no se ha vivido, pero con un poco de esfuerzo y una mirada a las noticias/información existente en internet todo se consigue.

Y no solo las mujeres son víctimas, también lo son minorías como por ejemplo las representadas en el colectivo LGTB. Hace unos meses, en plena calle, un grupo de machitos decidieron que era gracioso escupirle a uno de mis amigos, abiertamente homosexual, mientras volvíamos a casa después de salir de fiesta. ¿Desde cuándo es correcto faltarle al respeto de tal manera a alguien solo porque no le gusta lo mismo que a ti? Llamadme loca, pero creo que queda mil veces por debajo el que escupe que el que es escupido. ¿Qué difícil es dejar a los demás en paz con su vida?

Parece que se nos ha olvidado que somos seres humanos. Que todos tenemos una vida propia, gustos y sentimientos. Si algo no te gusta, madura y aprende a respetarlo, o por lo menos mira hacia otro lado. Demostrar que lo tuyo es mejor, en este caso lo machote y viril que eres, no te va a ayudar en nada. Quizás algo más de concienciación no vendría mal, porque hoy en día nuestro cerebro está tan acostumbrado a determinadas cosas que no nos damos cuenta de las ideas tan retrógradas que tenemos inculcadas en la sociedad. Yo misma he tenido/tengo (desgraciadamente) pensamientos que se podrían calificar como machistas, pero el primer paso hacia adelante es saber detectarlos y, poco a poco, cambiar el chip.

Alzar la voz a favor del feminismo siempre será necesario, al menos hasta que todo el mundo sepa lo que de verdad representa esa palabra. No se trata de estar en contra de los hombres, sino del simple hecho de que todos somos personas, exactamente iguales entre nosotros, con derecho a vivir con nuestras propias decisiones: mi libertad empieza donde acaba la tuya.

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